Podía decir que esta mañana he
salido de prácticas de fisiología vegetal sintiéndome realizada. Cuando uno
realiza cortes epidérmicos de las hojas de varios ejemplares de distintas
especies vegetales, y observa maravillado la diferencia entre sus estomas,
puede asegurar, que no se ha equivocado de carrera. Y si además, sus compañeros
de prácticas tienen la misma actitud, de aprender y pasárselo bien, queda
confirmado que es un tiempo muy bien aprovechado.
Esto, claramente, no es algo que
suceda todos los días, ni a mi, ni a nadie. La verdad es una situación ideal.
Todos tendemos a mirar el reloj con ansias de que el tiempo pase más rápido y
por fin podamos salir de prácticas. Y lo mismo pasa con las clases. La única
diferencia es que las horas de clases están establecidas y en prácticas siempre
se oyen varios comentarios del tipo “¿acabará antes?”, o , “las prácticas del
grupo de los jueves siempre duran menos, habrá que decirle al profesor que se
dé más prisa con nosotros”.
Me entristece pensar que somos
gente afortunada, que podemos estudiar cosas que realmente nos gustan y que en
verdad, las disfrutamos mucho menos de lo que deberíamos. Recuerdo estar
estudiando para selectividad con una de mis mejores amigas y estar hablando de
cuantas ganas teníamos de estudiar la carrera, por fin algo que escogiéramos,
algo que realmente nos gusta. Y ahora nos miro hablando comentando del agobio
de los exámenes, la cantidad de prácticas, el horrible horario de clases, etc.
Vivimos constantemente agobiados.
Nos cuesta centrar nuestra atención en lo que hacemos, y esto nos impide
disfrutarlo. Siempre pensamos en que podríamos estar haciendo cosas más
divertidas, y esto nos distrae y evita que exprimamos nuestra vida.
Este problema que tenemos de no centrarnos,
de agobiarnos, tiene que ver con estar pensando constantemente en el futuro.
Tenemos en la cabeza en mil cosas a la vez, hace por una parte que no disfrutemos de lo que hacemos y por
otra que nos agobiemos por todo lo que nos queda por hacer o por las cosas que
nos preocupan y que nos gustarían solucionar en ese momento. Este verano estuve
hablando mucho con una amiga a la que se le juntaron muchos problemas, y cada
día era un constante agobio. Surgía un problema y le venían a la cabeza todos
los demás que en ese momento no podía solucionar, y eso generaba en ella una
angustia horrible, y de ahí se quedaba bloqueada, ya que tantas cosas en la
cabeza le impedían buscar soluciones. Hablando con ella le dije que a veces me
veía en su situación, y la única manera de salir de ese agobio, es solucionando
las cosas una por una, que cada cosa se arregla en su momento.
A veces pienso que sería bueno
organizar nuestra cabeza como un fichero, y sacar en cada momento la ficha que
toca, “ahora tengo clase y voy a aprovecharla”, “ahora tengo comida con mi
familia, voy a pasar un buen rato”, “estudiaré dos horas y luego haré otra
cosa” o “ahora quedé con mi amiga para solucionar un problema que tuvimos”.
Hay que disfrutar de la vida, sin
agobiarse, no como el vago que disfruta y elude sus responsabilidades, si no
como quien se toma sus responsabilidades con la actitud de quien disfruta
realmente de lo que hace.
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