Mi escondite favorito

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lunes, 18 de noviembre de 2013

Carpe diem

Podía decir que esta mañana he salido de prácticas de fisiología vegetal sintiéndome realizada. Cuando uno realiza cortes epidérmicos de las hojas de varios ejemplares de distintas especies vegetales, y observa maravillado la diferencia entre sus estomas, puede asegurar, que no se ha equivocado de carrera. Y si además, sus compañeros de prácticas tienen la misma actitud, de aprender y pasárselo bien, queda confirmado que es un tiempo muy bien aprovechado.
Esto, claramente, no es algo que suceda todos los días, ni a mi, ni a nadie. La verdad es una situación ideal. Todos tendemos a mirar el reloj con ansias de que el tiempo pase más rápido y por fin podamos salir de prácticas. Y lo mismo pasa con las clases. La única diferencia es que las horas de clases están establecidas y en prácticas siempre se oyen varios comentarios del tipo “¿acabará antes?”, o , “las prácticas del grupo de los jueves siempre duran menos, habrá que decirle al profesor que se dé más prisa con nosotros”.

Me entristece pensar que somos gente afortunada, que podemos estudiar cosas que realmente nos gustan y que en verdad, las disfrutamos mucho menos de lo que deberíamos. Recuerdo estar estudiando para selectividad con una de mis mejores amigas y estar hablando de cuantas ganas teníamos de estudiar la carrera, por fin algo que escogiéramos, algo que realmente nos gusta. Y ahora nos miro hablando comentando del agobio de los exámenes, la cantidad de prácticas, el horrible horario de clases, etc.
Vivimos constantemente agobiados. Nos cuesta centrar nuestra atención en lo que hacemos, y esto nos impide disfrutarlo. Siempre pensamos en que podríamos estar haciendo cosas más divertidas, y esto nos distrae y evita que exprimamos nuestra vida.

Este problema que tenemos de no centrarnos, de agobiarnos, tiene que ver con estar pensando constantemente en el futuro. Tenemos en la cabeza en mil cosas a la vez, hace por una parte  que no disfrutemos de lo que hacemos y por otra que nos agobiemos por todo lo que nos queda por hacer o por las cosas que nos preocupan y que nos gustarían solucionar en ese momento. Este verano estuve hablando mucho con una amiga a la que se le juntaron muchos problemas, y cada día era un constante agobio. Surgía un problema y le venían a la cabeza todos los demás que en ese momento no podía solucionar, y eso generaba en ella una angustia horrible, y de ahí se quedaba bloqueada, ya que tantas cosas en la cabeza le impedían buscar soluciones. Hablando con ella le dije que a veces me veía en su situación, y la única manera de salir de ese agobio, es solucionando las cosas una por una, que cada cosa se arregla en su momento. 
A veces pienso que sería bueno organizar nuestra cabeza como un fichero, y sacar en cada momento la ficha que toca, “ahora tengo clase y voy a aprovecharla”, “ahora tengo comida con mi familia, voy a pasar un buen rato”, “estudiaré dos horas y luego haré otra cosa” o “ahora quedé con mi amiga para solucionar un problema que tuvimos”.


Hay que disfrutar de la vida, sin agobiarse, no como el vago que disfruta y elude sus responsabilidades, si no como quien se toma sus responsabilidades con la actitud de quien disfruta realmente de lo que hace. 

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