Mi escondite favorito

Mi escondite favorito

martes, 10 de febrero de 2015

Princesa triste




Para la princesa triste. Que está acompañada pero se siente sola. Que se ha equivocado, que no era lo que esperaba, que ha dejado de sentir mariposas en el estómago. 
Que espera una flor y solo recibe promesas  vacías, un beso después de un “estás preciosa” cada mañana y la misma sonrisa forzada todas las noches cuando vuelve de trabajar.
Para la princesa que sueña con viajar y ha de conformarse con un paseo por la playa cada domingo, haga sol, viento o llueva.
Y que espera una cena para dos el día de su aniversario y recibe la misma colonia cada año.
Para el príncipe que se levanta cada mañana desde hace años pensando por que tiene tanta suerte con la preciosidad que duerme a su lado.
Que vuelve corriendo del trabajo y de nuevo encuentra la floristería cerrada, y a pesar de su cansancio por lo menos no va a privar a su princesa de su mejor sonrisa.
Que hace horas extra cada semana para llevársela de viaje. Que siente impotencia al comprobar la subida de gastos del mes, otra vez será, ella lo entenderá.
Que da vueltas por la ciudad buscando ese perfume que a ella tanto le gusta. 
Para el príncipe que se conforma con verla feliz. Que se despierta y se acuesta pensando en ella.  Que aguanta el frío de la playa en noviembre con tal de pasar un rato con su niña.


Para ese par de ciegos. Él, que no encuentra la sonrisa que le enamoró hace años. Ella, que intenta ver con los ojos cosas que son necesarias apreciarlas desde el corazón. 



miércoles, 28 de enero de 2015

Para las personas especiales

Para que de una vez te des cuenta. Que no hay nadie en el mundo que pueda ocupar tu lugar. Que lo que tu hagas, la huella que tu dejes, en un lugar, en una persona, en el mundo, nadie la va a dejar por ti. Y es necesaria. Y puede que hoy te sientas inútil, sientas que estás solo,y vaya, hoy no has hecho más que criticar a todo lo que se mueve. Pero has salido de casa corriendo a clase, miras el reloj del móvil y sabes que vas a llegar tarde, por que el semáforo ha pasado de unsegundo verde a  noventayseis eternos segundos en rojo, y como cada mañana si, mañana no, condiciona tu puntualidad. Y sabes, que el profesor cerrará la puerta unos tres segundos antes de que tu la vuelvas a abrir. Y en el segundo ochentaytres, lo tienes asumido, y abres Whatsapp, y tu novio ha vuelto a quedarse dormido. Y te das cuenta de que no eres tan desastre, que hay que tomarse la vida con más filosofía positiva, por lo menos llegarás, tarde, pero mejor tarde que nunca,¿ no?  Y empiezas a odiar al tío de la bici, el llegará a tiempo, ¿en que momento dejé que mi hermana se llevara mi bicicleta? ¿PORQUE NO LA DEJÓ DONDE LE DIJE? y entonces odias a tu hermana, y te odias por habérsela prestado. El móvil vibra, "Buenos días, princesa". Y cada mañana la misma frase, y es especial, por que viene de él. Y cada mañana la misma sonrisa , pero hoy es especial. Por que el tío de la bici se ha fijado, y se la he contagiado, y su día probablemente será un poquito mejor. Y esa ha sido la primera huella del día.
Y es que parece mentira, que no nos lo creamos. Pero es que no tienes ni idea de cuanto vales. De cuantas veces alguien piensa en ti con amor. Con cariño a tu forma de bailar, de cocinar, de contar chistes malos o de hacer las tres cosas a la vez. Con cariño a tu forma de quejarte por que vas a ganar 12 kilos después de comerte dos onzas de chocolate, o de justificarte después por haberte comido la tableta entera, total un día es un día, y te lo mereces.
Y cuando ríes, por que le encanta tu sonrisa, y cuando lloras, por que ahora te puede abrazar más fuerte.
Pero sobretodo, por que eres tu. Y nadie, nunca, dejará una huella como la tuya.

lunes, 18 de noviembre de 2013

La lucha por la paz

Desayuno en casa, mi madre me manda de nuevo callar, esta escuchando las noticias. Nos planteamos si es necesario conocer tanto sufrimiento cuando en realidad no podemos cambiarlo. Parece idílico pensar que realmente podríamos hacer algo. Porque en realidad,  ¿quién tiene influencia?, ¿quién decide lo que se hace y lo que no? Parece que unos pocos tienen en sus manos la capacidad de alcanzar la paz mundial. Puede parecer algo que no está a nuestro alcancé, pero en realidad se trata de ir contribuyendo con pequeñas acciones.

La paz la podemos conseguir respetando a los que nos rodean. Por ejemplo, cuando estamos con nuestro amigo Pedro, que es musulmán, le respetamos como persona y le tratamos como uno mas, a pesar de que no compartimos sus creencias. Luego cuando vamos a un chino, nos encontramos con la chinita que no habla bien español, y le saludamos con una sonrisa sin pensar que somos superiores. Cuando nos tomamos un café en clase no dejamos el vaso en la mesa por respeto a las señoras de la limpieza. Al pagar en la villavesa agradecemos al conductor porque aunque sólo hace su trabajo, nos ofrece un servicio. En fin, se trata de poner cada uno un grano de arena para hacer de la convivencia algo agradable. Para cambiar la paz del mundo debemos primero cambiar nuestra propia paz y mejorar la de nuestro entornó.





Para poder transmitir paz al mundo debemos primero estar en paz con nosotros mismos, porque nadie puede dar lo que no tiene. Es importante tener curiosidades, ideas, iniciativas y tener la valentía de ponerlas en práctica. De esto nacerá un afán por mejorar personalmente para que con esto cambiemos el mundo. Estudiando biología en conciencia y con esfuerzo podemos forjarnos un prestigio profesional para en un futuro poder ejercer una mayor influencia.


Los que podemos  conseguir la paz del mundo somos los jóvenes, esta en nuestras manos decir no al conformismo. Para mi es más fácil no preocuparme cuando total tengo un buen puesto de trabajo y vivo bien. Debemos intentar conseguir ese puesto deseado pero no como un fin egoísta si no como un medio para contribuir de forma positiva a la sociedad. En nuestra sociedad se vive un ambiente de progresista en el cual no importa el precio que haya que pagar para conseguir algo. Nosotros debemos ser jóvenes rebeldes, con sed de justicia que no se queden indiferentes ante estas situaciones.


Debemos formarnos profesionalmente lo mejor que podamos para así tener un criterio e ideas firmes con las que luego podamos producir un cambio.


Carpe diem

Podía decir que esta mañana he salido de prácticas de fisiología vegetal sintiéndome realizada. Cuando uno realiza cortes epidérmicos de las hojas de varios ejemplares de distintas especies vegetales, y observa maravillado la diferencia entre sus estomas, puede asegurar, que no se ha equivocado de carrera. Y si además, sus compañeros de prácticas tienen la misma actitud, de aprender y pasárselo bien, queda confirmado que es un tiempo muy bien aprovechado.
Esto, claramente, no es algo que suceda todos los días, ni a mi, ni a nadie. La verdad es una situación ideal. Todos tendemos a mirar el reloj con ansias de que el tiempo pase más rápido y por fin podamos salir de prácticas. Y lo mismo pasa con las clases. La única diferencia es que las horas de clases están establecidas y en prácticas siempre se oyen varios comentarios del tipo “¿acabará antes?”, o , “las prácticas del grupo de los jueves siempre duran menos, habrá que decirle al profesor que se dé más prisa con nosotros”.

Me entristece pensar que somos gente afortunada, que podemos estudiar cosas que realmente nos gustan y que en verdad, las disfrutamos mucho menos de lo que deberíamos. Recuerdo estar estudiando para selectividad con una de mis mejores amigas y estar hablando de cuantas ganas teníamos de estudiar la carrera, por fin algo que escogiéramos, algo que realmente nos gusta. Y ahora nos miro hablando comentando del agobio de los exámenes, la cantidad de prácticas, el horrible horario de clases, etc.
Vivimos constantemente agobiados. Nos cuesta centrar nuestra atención en lo que hacemos, y esto nos impide disfrutarlo. Siempre pensamos en que podríamos estar haciendo cosas más divertidas, y esto nos distrae y evita que exprimamos nuestra vida.

Este problema que tenemos de no centrarnos, de agobiarnos, tiene que ver con estar pensando constantemente en el futuro. Tenemos en la cabeza en mil cosas a la vez, hace por una parte  que no disfrutemos de lo que hacemos y por otra que nos agobiemos por todo lo que nos queda por hacer o por las cosas que nos preocupan y que nos gustarían solucionar en ese momento. Este verano estuve hablando mucho con una amiga a la que se le juntaron muchos problemas, y cada día era un constante agobio. Surgía un problema y le venían a la cabeza todos los demás que en ese momento no podía solucionar, y eso generaba en ella una angustia horrible, y de ahí se quedaba bloqueada, ya que tantas cosas en la cabeza le impedían buscar soluciones. Hablando con ella le dije que a veces me veía en su situación, y la única manera de salir de ese agobio, es solucionando las cosas una por una, que cada cosa se arregla en su momento. 
A veces pienso que sería bueno organizar nuestra cabeza como un fichero, y sacar en cada momento la ficha que toca, “ahora tengo clase y voy a aprovecharla”, “ahora tengo comida con mi familia, voy a pasar un buen rato”, “estudiaré dos horas y luego haré otra cosa” o “ahora quedé con mi amiga para solucionar un problema que tuvimos”.


Hay que disfrutar de la vida, sin agobiarse, no como el vago que disfruta y elude sus responsabilidades, si no como quien se toma sus responsabilidades con la actitud de quien disfruta realmente de lo que hace. 

Para toda la vida

Estaba pensando sobre qué tema escribir este ensayo, cuando ayer, a la hora de comer, una de mis amigas contó horrorizada, que se acababa de enterar que la madre de un conocido suyo, había “pillado con otra” a su marido, y que por esto, ella, se había ido de casa.                            
  A raíz de esto, la conversación se prolongó, dando lugar a muchos otros casos parecidos, en los que el padre abandonaba a su mujer, y en muchos de los casos a sus más de dos hijos, y se iba con otra, con su secretaria, con una chica más joven, etc.
Después de eso estuve todo el día dándole vueltas a la cabeza a estos temas, y la verdad, creo que he encontrado el tema de mi ensayo.
Cada día se escuchan más casos de infidelidades, de personas que abandonan a su pareja e incluso a sus hijos, y se van con otras y otros. Tristemente, es algo que cada vez se extiende más, y por ello, cada vez la gente tiende a verlo como algo más normal, como una de esas “cosas que pasan”.
¿ Y de donde nace este problema? La verdad, hasta que empecé a escuchar casos ajenos sobre estos temas, nunca me planteé que esto pudiera pasar en mi familia. Lo cual, por una parte dice mucho que son cosas que nacen de la educación, de los valores y de la forma que tienen unos padres de transmitirle a sus hijos el modo de vida que a uno realmente le hace feliz, tanto a tus seres queridos como a ti mismo.  Por lo tanto el problema nace, con la formación que uno recibe desde pequeño. Uno verá como normal y bueno lo que ve en su casa.
Esto me lleva a pensar, que el problema reside, en que el concepto de felicidad hoy en día está muy equivocado. Muchos son de la opinión de vivir el momento, de estar con alguien en la medida y durante el tiempo en el que te pueda hacer feliz, que los problemas que surgen con otra persona hay que cortarlos de raíz, y esto lleva a divorcios, abandonos e infidelidades.

Sweet home Alabama
Se ha perdido el valor del compromiso. ¿Acaso una persona no escoge con quien pasar el resto de su vida? ¿No promete que éste dure en lo bueno y en lo malo? Parece que no. Ahora se opta por escoger con quien voy a pasar mi vida de momento, mientras dure lo bueno. Muchos no son conscientes de que todas las personas pasamos por distintos momentos, y que precisamente cuando las cosas están peor, es cuando uno tiene que ser más fuerte, y ante todo no tirar la toalla. He visto muchas veces discutir a mis padres, a mi hermana y su marido, y yo misma he discutido con mi novio muchas veces, y en lo único que podía pensar, era en que quería solucionarlo; luego te das cuenta de que salir de esas situaciones te une más a la persona, y hace más fuerte ante los problemas futuros.

                                      
                                       ¿Dónde se quedaron las ganas de cultivar  y cuidar el amor cada día? ¿Qué lleva a las personas a rendirse y a llegar al extremo de buscar consuelo en otra persona. Capricho, incomprensión? ¿Las personas que creemos en el amor para toda la vida estamos en peligro de extinción? Puede que haya visto muchas películas de Disney, pero al contrario de lo que dicen muchas chicas, es algo que me ha hecho mucho bien. Ver como alguien tiene la suerte de enamorarse, ser correspondido, escoger vivir su vida con esa persona y desear poder hacerla feliz cada día es un regalo que, incomprensiblemente, parece que está perdiendo su valor.


Rebeldes con causa

Hoy en día,  parece que la sociedad intenta evitar que las personas en general, y en especial los jóvenes, pensemos como quien dice, por nuestra cuenta, tengamos ideas propias, y una personalidad bien desarrollada, y con todo ello, seamos los protagonistas de nuestra vida.
Hoy en día, la sociedad, a través de los diferentes medios de comunicación nos abruma con estereotipos de belleza, de diversión, de profesión ideal y de personas con una vida fácil, cómoda y llena de lujos. Todo esto nos lleva a los jóvenes, en primer lugar, a querer ser como los demás, a cumplir el prototipo, a que la sociedad nos acepte, a tener miedo a destacar por el simple hecho de ser, pensar o simplemente vestir o divertirnos de una manera que  “ no guste”, no esté de moda, o pueda hacernos parecer raros ante los demás.

 En nuestra defensa diré, que de esto nosotros no tenemos la culpa, es algo que desde hace años se cultiva en la sociedad y probablemente no sea una novedad del siglo XXI, de hecho siempre ha habido prototipos y modas. Pero lo propio de la gente joven, son sus ansias de cambiar el mundo, y esto solo lo podemos conseguir con nuestro ejemplo, adaptarnos a nuestra sociedad y a sus modas de una forma muy personalizada, lo cual parece que no es posible, pero definitivamente lo es ¿o es imposible salir a bailar y divertirte sin haber estado tres horas bebiendo antes? Mi experiencia me dice que no, he rechazado copas muchas veces, y nunca me han tachado de “rara” por ello. La clave está en afrontarlo con personalidad y seguridad en nosotros mismos, tener convicciones y saber expresarlas. Tenemos que ser rebeldes con causa, y aspirar a poner nuestro grano de arena para conseguir un mundo mejor.

Y en segundo lugar, quería hablar sobre la vida fácil que tanto nos publicita la sociedad actual. La vida cómoda, sin complicaciones ni compromisos, parece que es el sinónimo a vida feliz. Esto nos lleva por una parte a conformarnos, y por otro lado a no ser capaces de ver las cosas importantes de la vida. No es la primera vez que escucho que alguien quiere estudiar X carrera por el alto sueldo que cobraría en la correspondiente vida laboral, y que además supondría poquísimas horas de trabajo y muchas vacaciones. También escuché a otros que se sentían obligados por sus padres a estudiar algo que no les apasionaba por el prestigio que ello supondría. Yo, personalmente, tuve la suerte de que mis padres me educaran en la teoría de que lo que importa es hacer algo que realmente te apasione, que un trabajo hecho sin ganas, siempre pensando en la hora de salida, en las fechas de vacaciones,  un trabajo que es visto como un simple medio para comer y poder permitirse diversiones lejanas al mundo laboral, es un trabajo carente de sentido. Y desde luego  mi punto de vista es que eso está muy lejos de una vida feliz.

 Desde pequeña tengo vocación de profesora, y mi mayor miedo es aburrir a mis alumnos, tengo la esperanza de poder transmitirles con mi ejemplo la pasión por lo que hago, no solo para que se den cuenta de lo apasionante que es la biología, que lo es, si no para que sientan que las cosas hechas con ganas, con esfuerzo y con gusto son las que nos hacen realmente felices. 

Que se note que somos jóvenes llenos de nuevas ideas, de proyectos, y de ganas de exprimir la vida, sin que nadie lo haga por nosotros. 

El día de hoy, el mañana de ayer


Supongo que si voy a escribir mi biografía debo empezar presentándome. Pues bien, mi nombre es Lucía. Nací el 20 de octubre del 93, o sea que tengo 19 años. Soy gallega, aunque mi acento no siempre me delate, si lo hace mi uso de los verbos. A lo que iba, soy de La Coruña, y allí viví toda mi vida, hasta hace algo más de dos años, claro. La Coruña me gusta, es una ciudad pequeña que tiene de todo, con playas preciosas, gente simpática y un clima… especial, siempre oí que los extremos nunca fueron buenos, ósea que el tiempo de la Coruña debe ser perfecto, ni mucho frío, ni mucho calor, ¿Cómo es entonces? Pues depende, eso si, el pelo de Mufasa que se te pone, bien demuestra que la humedad allí de relativa tiene poco.

Desde que nací, viví en un piso en el centro de la ciudad, en un edificio donde vivía toda mi familia paterna, ya que mi abuelo fue el que mandó construirlo, y cuando tenía ya 12 años, nos mudamos a una urbanización a las afueras de la ciudad, no os penséis que las afueras son muy lejos, que la Coruña no da para tanto. Este cambio hizo que mi hermana Laura, que es tres años menor que yo, y yo nos cambiáramos de colegio por primera vez cuando yo iba a pasar a secundaria, ya que el colegio anterior nos quedaría “lejos” , entre comillas, de casa. No voy a hablar sobre ese colegio, debido a que solo estuvimos un año, creo que eso ya dice bastante. En cambio el primero estaba bien, era un cole de monjas, con muchísimos alumnos, una comida malísima en el comedor (también tengo que decir que soy bastante crítica gastronómicamente hablando, pero creo que era una opinión bastante generalizada), y unas buenísimas clases de patinaje artístico, a las que fui cuatro años. 
Después de nuestra estancia exprés en el segundo colegio, fuimos a un colegio de niñas, al principio era raro que no hubiera chicos en clase, pero luego se vio que todo tiene sus cosas buenas, y dejando ese detalle de lado, fue el colegio sin duda que más me gustó. El haber estado en tantos colegios, me ayudó mucho a conocer a todo tipo de personas, a abrir mi mente, a valorar que un profesor se preocupe más o menos por sus alumnos, y a muchas cosas que hicieron que ahora sea como soy.

Tengo dos hermanas, de 33 y casi 17 años y un hermano de casi 31. Mi hermana María, la mayor se casó muy joven y desde que tengo 11 años soy tía, tengo tres sobrinos preciosos. Mi hermano Rafa hace poco descubrió la importancia de estudiar y acaba de terminar la carrera, quien lo diría, estamos orgullosos de el. Y a mi hermana pequeña, que ya no es tan pequeña solo le queda un año de cole, desde pequeñas hemos estado muy unidas. 




Yo estudio biología, tengo vocación de profesora desde que soy pequeña, aunque lo que más me gusta es cocinar y los niños. Entre mis amigos siempre fui la “mami del grupo”.

Me gusta madrugar y aprovechar las mañanas,  arrastrar a mis amigos a todos los planes sea de día o de noche, patinar, nadar, viajar, salir a bailar, el cine, leer…y los helados en cualquier época del año. Siempre fui una niña tímida, que a veces le importaba demasiado lo que pensaran los demás, pero bueno, como quien dice, la vida me hizo aprender a que hay que superarse. ¿Mi vida en 600 palabras? Un reto.